La segunda velada del festival rompió todos los moldes. Paco demuestra que es un bailaor de esencia, con estilo, con personalidad y con mucho duende.

Por soleá es un maestro. Entra al escenario y dice, aquí estoy yo... Y como dijo Lorca, "vestidas con mantos negros, piensa que el mundo es chiquito, y el corazón es inmenso", pues así, con estos versos se puede definir el baile de Paco Hidalgo, un bailaor de corazón.
Junto a él un cuadro de lujo. Por alegrías entre baile y baile, dos cantaores mano a mano demostraron que voces diferentes, son un complemento ideal para demostrar lo que el flamenco es en su más pura esencia. Roberto Lorente, es puro arte, elegante en su cante, fino en su presencia, serio en su trabajo, tiene una voz que proyecta sobre el escenario y nos cautiva. Junto a él, Paco el Trini, que como un toro desbocado embiste el cante, pelea con el cante y gana. Gana por que sabe lo que hace, gana por que todo es corazón, gana por que tiene siempre el toro cogido por los cuernos.

Y de Jerez nos llegó otro maestro de las palmas, Carlos Grilo. Un grupo de baile sin palmas, está vacío, un buen palmero pone sal sobre el mismo, pero Carlos, no solo puso la sal, la derramó con estilo y mucho arte, levanta al público, levanta al cante, levanta al baile, arrastra con sus palmas a todos formar una fusión integral del grupo.
En fin, una tarde espectacular.
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