Así ocurrió anoche, con un cartel de gente joven, con un estilo muy personal y que cada uno de ellos en su punto exacto hicieron lo que debían hacer, estar a la altura de la cultura flamenca.
El cante de El Trini, Eva la Lebri y Juan de Mairena, en las guitarras Jesús Núñez y José Almarcha y en el baile José Jurado e Isabel Rodriguez.
Por Tonás se abrió la noche, una puesta en escena que garantizan la escuela de María Pagés, José Jurado en pura elegancia en su baile, Isabel es todo arte sobre el escenario.
Isabel continuó la noche por Tarantos. Su baile expresó la dureza que este cante transmite, esa sombría noche debajo de la tierra, cuando el sol aún brilla en lo alto del cielo, eso fue el baile de Isabel, pura sombría, como homenaje a todos los mineros que han trabajado en este duro oficio.
El contrapunto lo puso José Jurado, lo hizo por alegrías.
Su baile es frescura en el escenario, elegante y altivo, nos transportó a la bahía y nos enseñó los rincones profundo de Cádiz. José conoce el baile, lo lleva dentro y lo expresa en su más pura esencia.
Las voces del Trini, de Eva y de Juan fueron los puntales de un cuadro de baile que dieron el estoque final de una gran faena, una faena que sin las buenas banderillas de los guitarrista se hubiera quedado pobre, Jesús Núñez y José Almarcha, son musicalidad en sus manos, se demuestra que todos son uno y uno son todos. Una faena no depende solo del torero, depende de toda una cuadrilla.
Enhorabuena por hacernos vivir una noche tan grande como la de ayer en Casa Patas.
Gracias Isabel por tu atención. Un lugar muy especial, cada vez que voy recuerdo mucho a mi abuela por que ella me acompañó dos veces a este tablao y a la gran atención que le prestaron todos allí tratándola como a una reina, eso lo llevaré a gala y os estaré eternamente agradecido.
Escuchar flamenco en Patas es como vivir los mejores momentos de mi vida, me transportan en el tiempo y me traen siempre grandes recuerdos.