domingo, 25 de junio de 2023

Gregorio Moya y la verdad de una herencia



Cuando a un artista se le identifica con otro, empiezan los comentarios de que si es una copia, de que si no está a la altura, que si lo que hace ya lo hacía el otro...

En el caso de Gregorio Moya, es un cantaor que sigue y continúa una de las nuevas tendencias flamencas actuales, la del cantaor Enrique Morente. Gregorio atesora un timbre de voz, unas maneras de hacer el cante que sin duda alguna bebe de la fuente de Morente pero imprimiéndole un carácter personal que, podemos decir es un continuador de su legado y, decir esto no es nada fácil por que el legado que nos dejó Enrique no es nada fácil de seguir.

La Cátedra de Flamenco de Félix Grande, en San Sebastián de los Reyes lo incluyó en su programación junto al guitarrista Rafa "El Malaguilla" el pasado día 14 de junio.

Ir a escuchar a Gregorio Moya es encontrarse con una caja de sorpresas que puede abrirse en cualquier momento y encontrarnos dentro de ella un revoltijo de cantes como soleares, siguiriyas, tangos, fandangos, malagueñas... y eso precisamente fue lo que encontramos cantes que afrontó con soberbia naturalidad, con un duende exquisito y con un sabor a campo de Ciudad Real.

Solamente con subir al escenario ya denota presencia, estilo y personalidad que transporta al público asistente, un público que se entregó desde que abrió su boca para entonarse por malagueñas, luego tientos tangos, alegrías, soleares, siguiriyas fandangos... un repertorio variado pero siempre con ese sello que caló sobre Gregorio que es Enrique Morente.

Hoy, no quiero equivocarme, pero me atrevo a decir que es el seguidor más fiel del maestro y a su vez el seguidor con un sello propio muy acentuado.

A Gregorio hay que seguirle, por que es un valor añadido al flamenco que trae frescura y a la vez profundidad flamenca.

No quiero hablar de pureza por que como bien oí a un flamencólogo de reputación respondiendo a esa pregunta dijo "el flamenco puro no existe, es una continua evolución desde sus comienzos" y para mí es una aseveración que comparto.

La guitarra de Rafa estuvo esplendida, no es nada fácil acompañar a un cantaor en esa tesitura de cante que tiene Gregorio pero estuvo a la altura por que sin duda alguna Rafa ama la guitarra hasta el punto de hacerla hablar como él quiere y para quien debe hacerlo.

Gracias a los dos por la velada y gracias a Manuel Moraga por su disertación de la generación del 27 haciendo hincapié en esas mujeres que existieron a las sombra y que también dejaron su legado.

Las fotos que se publican corresponden al fotógrafo Alfonso Otero.