miércoles, 25 de julio de 2018

XLVII FESTIVAL de CANTE GRANDE de CASABERMEJA

No es nada fácil sentarse delante del ordenador e intentar expresar escribiéndolo lo que vivimos en el festival de Casabermeja el sábado 21 de julio de 2018.
Casabermeja es un municipio de la provincia de Málaga, en la comunidad autónoma de Andalucía. Está enclavado en los Montes de Málaga, dominando el histórico Campo de Cámaracampiña cerealista. Discurren por su término el río Guadalmedina y el río Cauche.
Con un entorno natural precioso y una población de aproximadamente 3.500 habitantes, Casabermeja debe sentirse orgulloso de tener un festival flamenco de muy alta categoría.
Un pueblo que se engalana para cualquier vecino o cualquier visitante se encuentre a gusto y confortable.
Allí, toda la preparación del festival, es una gran fiesta en donde cuidan hasta el último detalle.
Una joven Niña de los Peines sirve de fondo a un cartel digno de esta figura tan emblemática.
Como decía, la preparación es una fiesta para llegar a la gran fiesta flamenca, lo último el "mantrojo", hiervas aromáticas que esparcen por la calle del polideportivo en donde se va a desarrollar el duende del flamenco, pero antes un puchero de garbanzos con callos preside una mesa junto a tomates, aceite, cerveza y vino para ir entrando en ambiente.
El polideportivo Antonio Sánchez Fernández abre sus puertas a las 22:00 horas, aún, algún remate de la prueba de sonido, pero todo está listo.
El público cargado de neveras con comida y bebida se va asentando en las sillas y mesas que llenan la pista de este polideportivo, otros en los escalones laterales que conforman las gradas del mismo y así, vamos esperando a que llegue ese momento que todos esperan el XLYII FESTIVAL DE CANTE GRANDE DE CASABERMEJA que este año consigue completar un aforo de unas 350 a 400 personas a groso modo.
El festival abre su magnífico cartel con una mesa compuesta por Miguel el Funi, Fernando Canela, María Terremoto, El Purili y Luís Moneo que nos deleita cantando soleá al golpe.
          Pincha en este enlace y ve el video                       ASÍ EMPEZÓ EL FESTIVAL 
Un gran silencio se apodera del recinto, la luna en el cielo nos arropa y el Purili arranca a cantar un joven con voz de viejo. María Terremoto es un torbellino, Luís Moneo tiene un cante asentado que le corre por las venas, Fernando Canela se va ganando el sitio que le corresponde por que su arte es grande, como grande es su familia cantaora y el maestro, El Funi, Miguel, esa figura emblemática, elegante, señorial, llena de presencia el escenario tan solo con subir el mismo. 
Ole Miguel por tanto arte derramado.
Llegó el momento individual de cada artista.
La Repompilla, esa gitana de bronce, esa cantaora de entrañas hacia adentro, pellizca, es visceral, puso en pie a un público totalmente entregado a esta cantaora malagueña que sabe lo que se hace. La Repompilla estuvo acompañada por la genuina guitarra de Antonio Moya.
El toque de Antonio es sin duda alguna la base fundamental sobre todo del entorno de Utrera y Lebrija. Ese toque le hacen tener un sello personal y único. Antonio lo expresa y lo da todo en su toque, no se le puede pedir más a una guitarra.
María Terremoto atesora los conocimiento de un cante vivido en la familia toda una dinastía cantaora que ofrece sello propio.
                         
                                            Pincha en este enlace y ve video  LA REPOMPILLA

La primera vez que la escuché fue en los jardines de la Fundación García Lorca en donde me encontré con una niña aún y un largo camino que recorrer. Pero en Casabermeja demostró ese avance que cualquier artista debe tener en su carrera. Cantó Bulerías, Martinetes, Siguiriyas, cantó con el alma rota del dolor de los cantes, cantó con la luna por bandera, cantó para un público al que puso en pie entre emociones provocadas.
Acompañada por la guitarra de Nono Jero, y el compás de Los Peñas, Vicente y Antonio, que acompañaron a todos en los cantes a compás, fueron la delicia de un público que no esperaba menos de ellos.
Luis Moneo estuvo acompañado por su hijo Juan Manuel Moneo.
Luís es el hermano más joven de una dinastía de cantaores arraigada en la figura del maestro Juan Moneo El Torta y posteriormente con el recientemente fallecido Manuel Moneo.
Luis no necesita demostrar que su arte es el arte de los Moneo, lo hace personal pero con un sello inconfundible que denota de donde le viene el cante. Luís se rompe en cada tercio por Soleá, moldea los timbres de su voz por Martinetes y en Siguiriya llora la luna por no poder consolarlo.
Fernando Canela y Rubén Lara trajeron los sones de la tierra gaditana de los campos de Gibraltar en los sones y recuerdos del ya desaparecido Canela de San Roque.
Canela dejó un legado flamenco y dos voces para que este no se pierda en la familia, por que en el flamenco no se va a perder, José y Fernando Canela.
Esta noche correspondía la gloria del cante en el joven cantor Fernando. Poco lleva cantando al público, seguro que mucho más cantando en familia y gestando la figura cantaora que empieza a denotarse en este cantaor.
Tiene conocimientos y hechuras y lo más importante un sello muy propio.
Alonso El Purili tiene tan solo 17 años y una voz que sorprende por su sonido a viejo, inspirado en Perico Pañero, tiene formas, tiene personalidad y dentro de su juventud tiene toda una carrera por delante.
El Purili anda suelto y con compás en los palos que dan a ello, bulerías, tangos, alegrías. Aunque a mi humilde opinión aún le queda mucho, necesita ser menos plano, los cantes me sonaban a igual, en una misma tesitura. Pero esto es normal es joven, está aprendiendo y abriéndose camino en un mundo y un arte dificilísimo de abrir.
Ojala yo tuviera la mitad de la mitad del arte que tiene este chiquillo. Acompañado y arropado por la guitarra de Antonio Molla, son sin duda alguna un excelente compendio entre cante y toque, toque y cante.
Alfredo Tejada, es un cantaor galardonado con la Lámpara Minera, por Malagueñas con aires Abandolaos arrancó una gran ovación del público. La Caña, briosa y rápida como debe hacerse, no tan parada como hoy en día se hace.
Alfredo estuvo acompañado por la sonanta de Caparro de Málaga que supo darle el toque necesario que el cantaor necesita.
Lucía La Piñona es bailaora con nombre y derecho propio. Es elegante en el escenario, sobria, esbelta, cargada de emoción que soltaba en cada desplante.
Por Siguiriya, vestida de negro bajo un cielo estrellado y una luna blanca. Tienes el escenario para ti con un público entregado ensimismado con tu arte, ¡Baila! ¡No dejes de bailar!, esa noche los duende del flamenco se reencarnaron en ti para decirnos a todos y a todas, ¡¡aquí estoy yo!!. Ole por tu baile, ole por tu presencia y ole por tu arte.
Junto a ella Pepe de Pura y el Galli al cante y El Perla a la guitarra un cuadro digno de este y de cualquier otro escenario. Así se hace.
Y por último el maestro, ese que horas antes sentados en las gradas, pendiente de que probara sonido me decía - Juanjo, tengo una ciática que me tiene muerto y no puedo hacer lo que quiero, porque de la voz estoy bien.- y luego me volvía a decir - ¡bueno! y casi 80 años ya!- Miguel El Funi.
Pañuelo blanco al cuello, estampa de faraón, rey de reyes en los escenarios, Miguel, legendario en el cante y en el baile, transmisor de de una larga dinastía flamenca La de los Pinini, con Fernanda y Bernarda por destacar algunas de las figuras que rodean el enigmático arte de Miguel.                                               
Miguel sube al escenario, ayudado, la pierna le falla y eso no hace que se sienta cómodo, porque ¿qué es el Funi, si no se levanta y se da dos pataitas?.
Canta por Soleá y Antonio Moya, su guitarrista
esa noche le dice que cante por Siguiriya y arranca con su ¡ay! un ¡ay! muy particular y muy suyo, inconfundible. Y al rematar como por arte de magia acelera hasta la bulería, 8 minutos cantando y bailando por bulerías. Sí, se levantó, con dificultad pero con la elegancia de un cantaor de peso en un escenario de peso y ante un cartel de peso.

MIGUEL EL FUNI       Pincha en este enlace y ve el video
Levanta las manos, desplanta, se mueve, conmueve al público que lo levanta de la silla y poco a poco se va creciendo para decirnos que aún hay Funi para rato.
Gracias amigo por esta noche que tendré siempre en el recuerdo de mi corazón.
Y ya, no quiero despedirme sin dar las gracias al Ayuntamiento de Casabermeja y a Pablo San Nicasio por las gestiones realizadas y a mi amigo Alfonso fiel con su cámara.
También de forma muy especial a Juan, aguacil del pueblo que nos trató como si de su familia fuéramos y al grupo de amigos que allí hemos dejado en estos dos días que como ya digo nos han abierto sus corazones para que nos sintiéramos en casa.
Y por cierto muy ricos los garbanzos con cayos.

¡Ole por ustedes!