Realmente Madrid ofrece una gran agenda a veces poco
aprovechada.
Hoy éramos poco en el Villa Rosa, pero el espectáculo
apuntaba muy alto.
Al igual que anoche, ya en mi casa me plantee quedarme y ver
la tele o salir un rato y me fui a Madrid, aterricé en la Plaza de Santa Ana y
claro está, Villa Rosa. Cene y encontré a Rebeca, siempre tan atenta y
encantadora al igual que el resto del personal del Tablao al cual agradezco la
atención que han tenido conmigo.
El espectáculo digno de mención, el cante de Ismael de la
Rosa con la guitarra de Fernando de la Rúa fueron espectaculares, digno de
reflejar digno de hacer una mención de ellos, un cante con corazón y
sentimiento en la voz de Ismael y un toque personal y autentico, con disfrute
no solo del publico sino también de él mismo, se le notaba en la cara.
Y el baile no sé cómo expresar el duende que bailó sobre el
escenario. Primero los tres por Huelva y luego individualmente, cada uno con su
baile. Soraya es pura presencia estilística en el escenario, sabe moverse como
la bailaoras viejas, pero derrochando la juventud e ella tiene, todo es arte en
su baile, en su expresión.
Por otro lado, Vanesa, nos llevó a Cádiz, ella es puro
desgarro en el escenario, con fuerza, con pose, baile con el cuerpo, de cintura
para arriba y de cintura para abajo, es derroche puro de arte.
Y Marcos Flores, que decir de un bailaor que igual baila para
1.000 personas en el mayor de los tetaros que para 20, si es un grupito de
pocos. Porque su arte no tiene número, su arte es descomunal, baila porque lo
siente, porque lo vive, porque debajo de sus pies está un escenario de tablas
que dice, -báileme- y Marcos le baila. Sorprendente su soleá, esa que con velos
negros hace sentir en el alma el estremecimiento mismo de un cante sentido.
Enhorabuena Marcos.
Enhorabuena a los cincos.
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