El pasado domingo día 15, en el Bar Cock, se vivió la tarde
más emotiva que el flamenco puede ofrecer sin esperarlo. Bien es verdad, que
Marquez el zapatero despertó la curiosidad, y salió con las dos orejas y el
rabo.
Muchos seguidores de este blog, directos o indirectos,
seguro que saben quién es y que representa Marquez para el flamenco, otros
seguro que no, pero estos serán los mínimos.
Con 81 años de edad, Manuel Marquez, conocido en el
flamenco, para cualquier aficionado, como Marquez el Zapatero nos deleitó con
su cante y también con su forma de estar, de ser, de decir, de hablar.
Pertenece a esa generación que ya se va perdiendo, él es un transmisor de una
época, de unos cantaores que nosotros, ninguno hemos conocido, él sí, y los
escuchó, y fueron sus maestros, como el propio Marquez nos dijo.
No se puede cantar mejor, lleno de facultades, porque a pesar
de su edad las tiene, lleno de conocimientos, porque conoce lo que no conocemos
nadie y por supuesto con una cabeza prodigiosa, y lo demostró con su cante, con
el cante que por excelencia domina la Soleá de los Alfareros, nos dio un
recorrido de 15 minutos, por diferentes formas de esta soleá, en la que cada
maestro dejó su impronta. pero no terminó ahí la cosa, en la Soleá de Triana,
la que se conoce como Apolá, lo dejó todo, se entregó en cuerpo y alma, en esa
Soleá que él mismo dijo que no sabría si podría con ella, con la Soleá Grande
de Triana, la Apolá. ¡Y vaya, vaya si pudo! nos emocionó al público asistente,
con sus Soleares, con sus Malagueñas, con sus Siguiriyas, con sus Tonás, y con
otros cantes.
Una tarde larga, emotiva, llena de Duende, ese Duende que
aparece poco, pero cuando aparece, como fue este el caso, uno quiere que no
termine nunca, cerrar los ojos y escuchar a Marquez el Zapatero, y la guitarra
majestuosa de Eduardo Rebollar era como trasladarse a la época de los grandes
de otro momento Emilio Abadía, Oliver de Triana... Era como pasear por Triana,
por sus calles, por San Jacinto, Los Remedios... Entrar por la puerta grande,
por el Puente de Triana, al templo sagrado de los cantes trianeros, al Barrio
de Triana.
Eso fue lo que pasó en esa tarde del domingo. El Bar Cock se
convirtió en el templo del cante, en Triana, Enhorabuena a los artistas, y
enhorabuena a Norberto por este acierto.
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