Como no podía ser de otra manera, lo califico de emotivo reencontrarme con Antonia, Marisol y José en este tablo de la Plaza de España.
Hacía mucho tiempo que no pisaba este sitio, un lugar lleno de encanto entre lo moderno en ambientación, lo clásico en espectáculos y también como no decirlo vanguardista en otros.
Las Tablas siempre ofrece sorpresas y en este caso vino acompañado de 2 jóvenes del mundo del baile Gabriel Matías y Adriana Bilbao.
Gabriel es un joven con el baile de un viejo, baila sentido, sentado en la silla algo que se ve muy poco. Tiene el flamenco en sus venas, le corre con tal fluidez que eso es lo que aporta al flamenco, fluidez. No es estático, se mueve, contonea con todo el cuerpo y lo expresa en su risa, en su mirada.
El cante en la voz serena de Pablo Oliva, una voz profunda, suena a rancia, cante personal e inconfundible.
Y que decir de la guitarra de Víctor Márquez "El Tomate". Como él dice, yo quiero que me suene a viejo, pero a pesar de que así suena, tiene la capacidad de hacerlo actual. Su toque procede de la caricia que hace a la guitarra, la abraza, la saborea y saca de sus cuerdas los sones ancestrales en la profesionalidad de un joven.
Un cuadro digno de ver, un cuadro que no se puede olvidar.
Me rompo la camisa.
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