Hace unos días, y tras una larga espera visité la Cueva de Lola, un tablao flamenco donde se conjuga el espacio con el espectáculo y como no una buena copa y un buen aperitivo.
Hace mucho tiempo que Juan Debel nos tenía invitados a conocer la Cueva de Lola, un tablao flamenco que abrió sus puertas pocos meses antes de comenzar la pandemia. Mantenerlo hasta que han podido abrir sus puertas ha sido un esfuerzo inmenso, pero ya lo han hecho, ya tienen este maravilloso local a disposición de un público que no va a salir defraudado del mismo.
Aquella noche, disfrutamos del cuadro de la casa, un cuadro que no tiene desperdicio alguno y que nos ofreció un espectáculo único y excepcional.
El baile de Rubén Puertas, siempre elegante en su baile, preciso en sus pasos, pero personal en lo que ofrece.
Sara Pérez ofrecía frescura en su baile, presencia plena sobre el escenario y duende en cada movimiento, en cada desplante, en cada baile.
Juan Debel, es sin duda alguna con su cante y su voz un punto de inflexión para el baile, adaptando sus cantes personales al conjunto del flamenco con muchísima personalidad. Juan atesora una voz profunda y serena que cautiva al público.
Jaime González es el guitarrista que acompañó al cuadro, su toque es justo, preciso, sin florituras, sabiendo que hacer y como hacer. Un complemento ideal para un espectáculo lleno de sensibilidad.
Gracias por hacernos pasar un ratito tan agradable.
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