Cuando el corazón, el sentimiento y las fatigas se unen el resultado no deja de ser emotivo. Manuel lo dio todo.
La Siguiriya fue un momento único y especial, lloró cantando y cantó llorando. Soleá de su casa como dice Él. La Trilla, los Tantos y Cartagenera, los fandangos.... La Bulería. Fueron algunos de los palos que interpretó en una tarde donde se palpaba el duende del flamenco no solo en el escenario si no también en el público.
En el centenario del concurso de Granada de 1922 Manuel Moraga nos hizo como introducción la importancia de Federico García Lorca en el concurso y su aportación al mundo del flamenco que vino después.
Y luego la voz sonora y profunda de Manuel Fernández El Borrico con la guitarra de David de la Jeroma hicieron las delicias de una tarde que recordaremos con mucho cariño.
Las fotos de Alfonso Otero que siempre está al pie del cañón. Bueno al pie de su cámara.
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