Pero la noche apuntaba hechuras de un flamenco que quedará para el recuerdo de los que estuvimos allí, el cartel no era para menos. Olga Pericet, Juan Amaya "El Pelón" y Carlos Carbonell en el baile. Al cante, Pepe Jiménez "El Bocadillo", y El Trini. Y en las guitarras Antonia Jiménez y Jesús Núñez.
Siguiriyas, Fandangos de Huelva, Soleares, Alegrías, Tangos...
Olga sube al escenario y lo llena con presencia, con arte con estilo. Un estilo propio, único es ella, Olga Pericet, esa bailaora que mueve el cuerpo al son que le dicta su alma y su corazón, una bailaora que expresa en su cara lo que su duende le dice, por que ella tiene duende, ella, es duende.
Por siguiriyas hace llorar a las piedras, unas siguiriyas emotivas dedicadas a nuestro amigo Ángel Lacalle, puso el alma al servicio del baile.
Juan Amaya "El Pelón" nos hizo unos tangos tras unos fandangos naturales, baila con arte, con mucha expresión, exagerándolo, llenando el escenario desde una punta a la otra, es puro arte, personal, único.
Carlos Carbonell nos bailó por alegrías, con aire, como el cante lo requiere y como el baile lo requiere, si no, no son alegrías, serán otra cosa. Carlos expresó en el escenario todo el arte que encierra dentro, lo dio y el público lo agradeció.
Para que todo esto se de, es necesario, no solo ser grandes en el baile, si no tener un acompañamiento detrás, con un cuadro que este a la altura.
Pepe Jiménez, es el cantaor gitano de Madrid que canta con un duende especial, su rajo de voz son el eco profundo de los viejos maestros del cante. El Trini de la Isla, es un cantaor con la jondura de las salinas de su tierra, de Cádiz, de San Fernando, lo lleva en la sangre.
Las guitarras de Antonia Jiménez Y Jesús Núñez pusieron el broche de oro para que la velada resultara como resultó, ellos son sin duda alguna dos excelentes guitarras a los que hay que seguir muy de cerca.
Una noche donde el duende araño las paredes del Patas.
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