Eduardo Serrano El Güito, es sin duda alguna un puntal flamenco en la Comunidad de Madrid, siendo uno de los grandes artistas que esta tierra tiene y que esta tierra vio nacer en su seno.
Ayer sábado 29, en Torrelodones, disfrutamos de la segunda velada flamenca en homenaje a este maestro que marcara un antes y un después en el baile por soleá, junto con Manolete.
El viernes no pude asistir, pero el sábado fue memorable. La noche empezó por soleá, con Angela Españadero, siempre en ese difícil papel de romper el hielo, abrió la noche y eso siempre cuesta, Jesús Carmona nos bailó por Tarantos, este joven bailaor, reciente mente ganador del Festivald e las Minas, dejó fuerza expresiva en el escenario. Pepa Molina, con traje de época conmemorando la Constitución Española forjada en Cádiz, nos dejó la Farruca, con las guitarras una española, la otra flamenca, sin voces en el acompañamiento, todo arte en ese momento sobre el escenario.
Marcos Flores, siempre artista humilde, sencillo, con personalidad y sobre todo innovador acompañado solo por el cante y las palmas, sin guitarra nos hizo cantes de Trilla y posteriormente Martinetes muy bien rematados con Liviana, la voz de Gabriel de la Tomasa y las palmas de La Tacha, fueron el complemento idóneo.
José Luís Montón, que previamente acompañó a Pepa Molina, hizo dos solos de guitarra, por Soleá y por Colombianas. Su toque justamente medido es innovador pero a la vez es puro. Toque limpio, con solvencia, con maestría y con mucho duende.
Inmaculada Ortega bailó el Zorongo, esos bailes que hoy poco a poco se van perdiendo, manejó la bata de cola con tal soltura que parecí hacerla volar sobre el escenario sin grandes pretensiones, solo lucirla para ese baile, para el Zorongo.
La noche la cerró Domingo Ortega, consumado bailaor que con el tiempo está adquiriendo una mayor profesionalidad artística, se está convirtiendo en uno de los puntales del flamenco. Bailó por Alegrías, disfrutando del escenario, con elegancia bajo un traje blanco, demostró que las Alegrías hay que bailarlas con aire "dame aire" dicen algunos artístas en la guitarra, él le daba aire a su baile.
El Güito salió al final, dando las gracias a todos los que han hecho posible este homenaje, y por supuesto recibió un ramo de flores del Ayuntamiento de Torrelodones y otro de sus nietos.
Emotivo homenaje que se cerró con unas "pataitas" como se dice en el argot flamenco con la novedad de que él mismo se cantó y bailó unas bulerías cerradas con el recuerdo del estilo y las letras del cantaor Bambino.
Noche para el recuerdo.
Enhorabuena Maestro.
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