
Puso en pie a un público totalmente entregado a la majestuosidad con la que canta, a la grandeza de saber estar tanto arriba en el escenario como luego abajo entre el público.
Llegó desde el Puerto para dejarnos un cachito de su corazón pero la verdad es que dejó todo su corazón traído desde el Puerto.
La primera vez que Wilo actuó en los Ángeles lo hizo con sello muy personal, pero aún tenía que andar el camino. Posteriormente se enfrentó a la dureza de un concurso, cualquier con curso, pero en este caso al de la Silla de Oro y respondió llevándose el máximo galardón a su casa y el pasado sábado demostró que ese premio era justo y merecido. Wilo avanza a pasos agigantados, siempre en esa lucha de seguir aprendiendo en este mundo difícil de hacerse un camino firme y siempre mirando hacia delante. Esperamos y deseamos que ese disco que está preparando llegue a buen puerto por que se lo merece.
La guitarra de Pepe Núñez le acompañó en una noche gloriosa de cante duende y dulzura flamenca.
A Pepe lo que le echen lo cocina de tal forma que sus guisos son siempre de alta cocina. Hoy, me atrevo a decir lo que llevamos apuntando desde hace muchos años, Pepe Núñez es uno de los mejores guitarrista de Madrid para acompañar y como no, también uno de los grandes guitarristas del panorama nacional del flamenco.
Pepe estuvo en todo momento a la altura de lo que Wilo reclamaba y en milésimas de segundos le ofrecía el tono que necesitaba.
Que capacidad tan grande para compenetrarse que tienen el uno con el otro.
Ole por los dos.
Desde Jondo, agradeceros la noche tan memorable que nos habéis hecho pasar.
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