A pesar de los nervios ocasionados por desconocer el sitio, y el retraso en llegar hasta el Colegio Universitario Isabel de España, hay que reconocer que estamos ante una bailaora de mucho temperamento.
Supo poner al público en pie, le dió lo que quería, estilo, elegancia y poderío. Sus hechuras sobre el escenario garantizan presencia, respeto y actitud frente a un público exigente, y también sabe darselo a un públio más exigüe.
Sabe estar y sabe dar lo que tiene, es desgarradora y en nada superficial.
Un olé por Belen López.
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