lunes, 5 de junio de 2017

UNA NOCHE CON EMBRUJO

La verdad que si se programa para que resulte como resultó la clausura de las Noches Flamencas de los Ángeles,creo, repito, creo que no hubiera salido igual.
Había un duende y un embrujo muy especial. A pesar de coincidir con la Champión, y retrasarlo hasta terminar el partido, la noche mereció esa espera.
Cuando Adrián salió al escenario, subió la elegancia del baile y la masculinidad de un baile sobrio y firme. Alegrías y soleá, y un final de fiesta que no se pudo aguantar.
Este bailaor sevillano, apunta hechuras. Tiene personalidad y muy interiorizada la escuela de sus maestros, pero principalmente, personalidad.
Aún es muy joven, pero promete llegar a ser una gran figura del baile.
Tiene influencias de Farruquito, en esa presencia, en ese taconeo visceral, rompedor, que lo mismo se templa y guarda silencio, como rompe en contratiempos los sonidos que surgen del tablao.
Por alegrías nos trasladó desde Córdoba hasta Cádiz. Nos embrujó con la Mezquita y nos encantó con la Caleta.
Adrían Domínguez tiene la capacidad de cautivar al público al que puso en pié en una entrega total, lo dio todo, no se guardó nada, se entregó y eso el público lo notó.
Tanto es así, que ha quedado el compromiso de volver de nuevo, el público me lo pidió.
Si bueno fue el baile, que decir de su acompañamiento de Jesús Romero con el cante y del guitarrista Juan Hernando.
Jesús es personal, meloso por momentos y en otros rompedor. Su cante por bulerías, su malagueña, sus alegrías, su soleá. Y digo esta expresión "su" por que realmente es su estilo, su forma de hacer, su forma de interpretar.
Y la guitarra ¡¡¡Por Diós!!! que guitarra, justa, medida a lo que el baile y el cante necesitó. Solo puedo decir que su sonanta cautivó.
De verdad, menuda noche. ¡Ole! ¡Ole! y ¡Ole!
Gracias, de verdad.
Y ya sabéis en Octubre volvemos con más flamenco.

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