domingo, 17 de noviembre de 2013

JUAN DEBEL Y JOSE ALMARCHA

De izquierda a derecha, Ángel, Juan Debel, Juan José Gil y José Almarcha
Juan Debel nos dejó un buen sabor de boca en el bar restaurante Los Ángeles, con motivo de las Noches Flamencas de los Ángeles.
Juan Debel y José Almarcha
Cádiz y La Mancha se unieron en una fusión de cante y toque que demostraron que la juventud vienen pisando fuerte en un camino duro, para buscarse un sitio en este arte. Juan Debel y José Almarcha son dos jóvenes flamencos de mucho porvenir.
Juan abrió por Tonás, añadiendo un pregón, Cantiñas, Fandangos, Soleá de Triana, Bamberas, Garrotín... fue parte de un repertorio cargado de emotividad y duende. Juan canta dándolo todo, entregado en cada tercio y luchando con cada tono. Siente el cante como si el cante y él fueran una sola cosa. Nos acordamos de maestros como la Paquera, Caracol, Chacón, Paco Taranto o Marquez el Zapatero o El teta.... Eso por mencionar algunos. Pero lo más importante, es que Juan es muy personal en su estilo, Juan canta y lo expresa como si lo hubiera vivido en primera persona. Se duele, se estremece. Su compás está sobrado, su bagaje por los tablaos y compañías de baile le dan esa soltura y confianza que tiene en los aires fiesteros y en los aires de compás.
José Almarcha, fue sin duda alguna la guitarra idónea para acompañarle. desgranaba con sus manos los sones de la guitarra, acariciaba las cuerdas para sacar de ella lo que él sabe que pueden dar. Su picao es espectacular y su toque justo para acompañar.
Juan Debel y José Almarcha
José tiene duende musical en su sangre, esa sangre que le corre por las venas y que brota de su corazón a compás de soleá.
Una noche fría en la calle, pero caliente en el salón, la temperatura la pusieron ellos, los artistas y el público.
Desde lo más profundo de mi corazón, gracias a Juan Debel a José Almarcha no solo por su arte, sino también por ser unas grandiosas personas. Y al público existente, siempre tan respetuoso y guardando la compostura que el arte flamenco requiere para ser escuchado. Y a Ángel, por ofrecernos el salón y poder hacer este rincón flamenco.

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